淋巴瘤化療恐引發B型肝炎復發風險!醫籲:加強患者肝功能監測,減少急性肝炎遺憾

El linfoma es un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático, el cual es responsable de la producción de células inmunitarias en nuestro cuerpo. Aunque es una enfermedad grave, gracias a los avances en la medicina, cada vez hay más opciones de tratamiento disponibles para los pacientes. Sin embargo, recientemente se ha descubierto una preocupación adicional para aquellos que están recibiendo quimioterapia para tratar el linfoma: el riesgo de recaída de la hepatitis B.
La hepatitis B es una enfermedad viral que afecta al hígado y puede ser transmitida a través de la sangre o fluidos corporales infectados. Aunque puede ser una enfermedad aguda y curable, en algunos casos puede convertirse en una enfermedad crónica y causar daño hepático a largo plazo. Los pacientes con linfoma que reciben quimioterapia tienen un sistema inmunológico debilitado, lo que los hace más susceptibles a contraer hepatitis B. Además, la quimioterapia puede afectar la función hepática, lo que aumenta el riesgo de reactivación de la hepatitis B en aquellos que ya la han tenido en el pasado.
Un estudio reciente realizado en Taiwán encontró que el 10% de los pacientes con linfoma que recibieron quimioterapia experimentaron una reactivación de la hepatitis B. Esto puede ser una preocupación grave, ya que la reactivación de la hepatitis B puede causar daño hepático severo e incluso la muerte en algunos casos. Por lo tanto, es importante que los pacientes con linfoma sean monitoreados de cerca durante y después del tratamiento para detectar cualquier signo de reactivación de la hepatitis B.
Los médicos están instando a los pacientes con linfoma a ser más conscientes de su salud hepática y a tomar medidas preventivas para reducir el riesgo de reactivación de la hepatitis B. Esto incluye realizar pruebas de detección de hepatitis B antes de comenzar la quimioterapia y recibir tratamiento preventivo si es necesario. Además, se recomienda a los pacientes que eviten el consumo de alcohol y drogas que puedan dañar el hígado durante el tratamiento.
Es importante destacar que la reactivación de la hepatitis B no solo afecta a los pacientes con linfoma, sino también a aquellos que reciben otros tipos de tratamiento contra el cáncer, como la terapia dirigida y la radioterapia. Por lo tanto, es esencial que todos los pacientes con cáncer sean evaluados para detectar la presencia de hepatitis B antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento.
En resumen, el tratamiento del linfoma puede ser un desafío, pero con la atención adecuada y el monitoreo constante, los pacientes pueden tener una alta tasa de éxito en su recuperación. Sin embargo, es importante que los pacientes con linfoma sean conscientes del riesgo de reactivación de la hepatitis B y tomen medidas preventivas para proteger su salud hepática. Con una estrecha colaboración entre los médicos y los pacientes, podemos reducir el riesgo de complicaciones y asegurar una recuperación exitosa.